(Episodio 71) La Familia de Constantino (Parte I)

Moneda de bronce acuñada en Tréveris con la representación de Flavia Teodora, segunda esposa de Constancio Cloro y madrasatra de Constantino.

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Por primera vez en más de un siglo llega una dinastía duradera al imperio romano. Atrás quedan los años difíciles, eso que llamamos anarquía militar, en donde, como en un campo yermo, parecía imposible que germinara ninguna dinastía. Todo cambia ahora con la llegada de Constantino, que, como hijo díscolo de la tetrarquía, consigue que su estirpe cuaje y se desarrolle.

A partir de ahora, por tanto, los emperadores ya no saldrán elegidos de entre los soldados sino que seguirán el orden dinástico propio de los dos primeros siglos del imperio.

Vuelven las dinastías a Roma de la mano de Constantino por tanto y, es por ello necesario que empecemos a acostumbrarnos a algunos nombres de gentes allegadas a este emperador (padres, esposas, hermanos, hijos y nietos). Familiares de Constantino que irán desfilando por este podcast a partir de ahora, llenando los episodios de EODR con sus actuaciones y desventuras.

Sabiendo que, manejar tantos nombres y fechas a un tiempo, puede resultar complejo y lioso, hoy nos centraremos, tan solo, en los padres de Constantino (Constancio Cloro y Helena), en sus hermanos (hermanastros más bien) y en su primer hijo (Crispo). Dejamos así para una segunda parte el resto del complejo árbol constantiniano, que incluirá a su esposa Fausta, al resto de sus hijos (5 en total), y a sus sobrinos y nietos.

Dos partes, por tanto, para conocer, si acaso por encima, cuales son las principales figuras de la dinastía constantiniana, que dará a la historia de roma interesantes emperadores, gentes intrigantes y crueles algunas, cultas y refinadas otras.

Gráfico explicativo de la familia de Constantino. Útil para el episodio 71

(Episodio 70) Maximino Daya vs Licinio + La muerte de los perseguidores

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Retomamos el hilo argumental de nuestro podcast, tras los dos episodios dedicados a la guardia pretoriana. Hoy, nos centramos en el enfrentamiento que mantendrán Licinio y Maximino Daya por el control de oriente.

Eliminado Majencio, y siendo Constantino el dueño de toda la parte occidental, ahora era el turno de Licinio, que debería hacer lo propio con su rival en el este: Maximino Daya. De esta manera se cumplirían los acuerdos de Milán, de febrero del 313, en virtud de los cuales, Contantino y Licinio (cuñados ahora) deberían repartirse el imperio.

Antes de abordar el estudio de este gran enfrentamiento por el dominio de las provincias orientales vamos, eso sí, a centrarnos en la figura de Maximino Daya, al que, hasta ahora, hemos prestado poca atención. Así, analizaremos su origen, evolución y características como gobernante, siempre basándonos en las escasas fuentes disponibles.

Las fuentes (Lactancio y Eusebio) merecerán, también, parte de nuestro estudio, ya que son parciales, interesadas y demasiado centradas en temas religiosos (más que políticos).

Centraremos nuestro estudio, después, en los choques, en los enfrentamientos, entre Licinio y Maximino Daya y en el desenlace final, que nos llevará a la muerte de Maximino Daya en la ciudad de Tarso en verano del 313.

Horrible muerte debió de tener Maximino Daya, aunque curiosamente esta es muy similar a la de todos los perseguidores de cristianos. De hecho, nuestros cronistas se recrean en ellas, inventando todo tipo de suplicios. Analizaremos las muertes de los distintos perseguidores, y estableceremos paralelismos  con las muertes de los tiranos y enemigos de Dios que podemos encontrar en el Antiguo Testamento.

Bienvenidos al episodio 70 de El Ocaso de Roma.